Uno de los edificios más antiguos y con más historia de Valdelinares se esconde tras la puerta del actual Ayuntamiento o Casa de la Villa, sitio en la calle Medio nº 1; vivienda de evacuados durante la guerra civil, de practicantes, secretarios, maestros, escuelas, consulta médica, botiquín, Juzgado de Paz, biblioteca, salón de exposiciones, recepciones, reuniones, sede de clubes y asociaciones locales. Anteriormente propiedad y vivienda de la familia Lozano, una de las familias con más tradición en Valdelinares.
Allá por el año 1910 y siendo domicilio de Don Perfecto y familia, uno de sus hijos pequeños sufrió un accidente deslizándose por la barandilla de la escalera de caracol, que todavía hoy existe, y falleció.
Desde entonces ya no quisieron vivir más en ella y se trasladaron a una de las fincas que tenían en el municipio llamado “La Zaragozana”, de verano, y en la época invernal a Zaragoza.
Mientras duraron los maquis por esta zona, albergó a una familia de masoveros, después fue cerrada y sufrió un gran deterioro y abandono hasta que en el año 1958, y siendo alcalde de Valdelinares Pío Gargallo, fue comprada por el Ayuntamiento. Este edificio fue el primero que dispuso de agua corriente en su interior.
Años atrás, cuando en Valdelinares en casi todas las casas se vivía, las puertas, de día hasta boca de noche siempre estaban abiertas, tanto es así, que algunas veces se podía ver algún cerdo que se había escapado, o alguna caballería que se había desatado del establo. Cuando aún existía la “Dula” (caballerías de los vecinos que en ese día no necesitaban el animal para trabajar) los llevaban a pastar en un lugar determinado, al regreso, si alguien no podía recoger al animal, él solo llegaba a casa y se metía en la cuadra.
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