Junto con las ceremoniales profesiones en Valdelinares se disfruta de la suelta de vaquillas que, los maletillas y toreros noveles aprovechan para torear a las más bravas y se celebran ‘las noches de toro embolao’.
Embolar a un toro consiste en colocarle en las astas un par de bolas de material combustible, evitando el contacto del fuego con el animal. Para ello, las calles de Valdelinares se cierran con maderas delimitando un recorrido y permitiendo la escapatoria de los valientes que salen a recorrerlo. La cultura del toro es algo muy típico y arraigado en todos los pueblos de la Comarca.
El origen de esta fuerte tradición de embolar los toros, se remonta a una estrategia puesta en práctica por Jaime I el Conquistador en su azares por la conquista de Sagunto de domino árabe. Según se cuenta, las tropas del rey ocupaban la orilla izquierda del Rio Mijares y para desalojar a los moros que dominaban la otra orilla se les ocurrió colocar haces de leña prendida en la testuz de una manada de toros bravos.
En la Comarca, destaca la modalidad del toro jubillo, de Rubielos, en el que las bolas se insertan en un yunguete, se embadurna al toro con barro, se le colocan cascabeles y las calles sustituyen la luz de los faroles por otra aún más tenue de teas encendidas.
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